jueves, 15 de diciembre de 2016

Avance: Sobre la caña de azúcar en Colombia

Foto: Eliana Henao

A parte de las islas del Caribe, en el resto de América la caña también se erigió en elemento para la configuración económica, social y cultural de las poblaciones. Es el caso de Colombia, que sobresalía en el mapa de los cultivadores de caña de América Latina por ser “el mayor productor de panela y a su vez, el primero en consumo por habitante, esto es, 32,8 Kg en 1974” (Buenavetura, 1981:2). En el mundo, el mayor productor era la india, seguida de Pakistan y Colombia (Villalobos:1981: 367)
Los informes históricos acerca de las fechas y lugares de la llegada de la caña a Colombia evidencian que la racionalidad colonial tuvo como presupuesto de su empresa hacer productivos los espacios que, a su juicio, consideraban  baldíos y desaprovechados. La apropiación y el manejo que en las regiones se haría de la caña, muestra la manera en que se integró y constituyó como un factor fundamental en las formaciones sociales que surgieron como consecuencia de las dinámicas colonialistas.
Carlos Buenaventura, ex coordinador Nacional del Programa de Caña Panelera del ICA, señala que con de la difusión de las plantaciones de caña en algunas regiones del país se instaló, a su vez, la infraestructura necesaria para su rápido procesamiento ya que así se requería una vez cortada la planta; y dada la dificultad que había con respecto a los medios y vías de transporte, ese trabajo debía procurar hacerse en el mismo lugar de la cosecha.  Según Buenaventura,
A Colombia la caña de azúcar fue introducida hacia el año de 1510 y se supone que como Santa María la Antigua del Darién fue la primera ciudad del continente, allí se sembraron las primeras cañas, […] de donde se distribuyeron a todo el país, empezando por la región del Caribe, el Magdalena y la Guajira y fue pasando a las regiones interiores. Se instalaron trapiches para la producción de panela y azúcar de pan en casi todas las regiones del país (Buenaventura: 1981).
Otra versión que complementa la de Buenaventura es la que se consigna en el portal de Procaña:
Pedro de Heredia, fundador de Cartagena, introdujo la caña en la Costa Atlántica alrededor de 1533 y posteriormente Sebastián de Belalcázar, fundador de Santiago de Cali, la plantó en el Valle del Cauca, en su estancia en Yumbo en 1541 (Procaña: s.f).
La posterior difusión y apropiación de la industria azucarera y panelera en el país es un hecho que se corrobora en la presencia significativa que tiene la caña en regiones como el Valle del Cauca o Antioquia.
Así pues, la introducción de la caña en el espacio social y geográfico de las diferentes regiones de Colombia generó transformaciones, como las que señala la historiadora Isabel Cristina Bermúdez para el Valle de Cauca:
En el Valle del Cauca, ningún producto ha precipitado tantas transformaciones culturales como la caña de azúcar. Ellas se pueden observar desde épocas tan tempranas como el siglo XVI, cuando Sebastián de Belalcázar introdujo la gramínea desde Santo Domingo y la sembró en su estancia, situada en cercanías a lo que hoy es Jamundí, desde donde se dispersó por la banda izquierda del río Cauca. Los estancieros más grandes de la zona en la época de Belalcázar, Gregorio de Astigarreta y los hermanos Lázaro y Andrés Cobo, empezaron a sembrarla e instalaron trapiches en sus tierras. Esto permitió que los indígenas fueran trasladados desde las cordilleras al valle, surgiendo así el pueblo de San Jerónimo de los Ingenios, hoy Amaime. […]La explotación de la caña de azúcar implicó también la llegada a la región de personal capacitado en su procesamiento. Eran conocidos como "maestros de hacer azúcar" y los más notables fueron Pedro de Atienza y Rodrigo Arias, quienes llegaron a trabajar en los trapiches de San Jerónimo. La producción del azúcar ayudó a consolidar las estancias como las unidades productivas características del Valle del Cauca. En ellas se desarrollaron los primeros cultivos comerciales de caña, que exigieron transformaciones adicionales del paisaje, como la construcción de acequias para el riego, otro tipo de roturación de la tierra mediante el uso intensivo de arados de reja tirados por animales y la construcción de galpones de beneficio dotados con su correspondiente trapiche, horno y pailas. También tuvieron honda influencia en los patrones culturales de la población, como por ejemplo, en el hecho de que los indios incorporaran a su dieta los productos de la caña, especialmente pan de azúcar, miel y guarapo (Bermúdez: 1997)
Por otra parte, Bermúdez sostiene que en el valle del Cauca se introduciría la variedad de caña Tahití u Otahiti por recomendación de Alexander Humboldt entre 1802 y 1808. Antes de eso, el tipo de caña que se usaba era las especies denominadas criollas. De esta manera en el Valle del Cauca se consolidó la agroindustria más importante de azúcar en Colombia, con más de 200.000 hectáreas de caña de azúcar sembradas en la actualidad (Ingenio Risaralda: s.f) a lo largo y ancho de su territorio, destinadas principalmente para la producción de azúcar y alcoholes. Hasta la fecha, el cultivo de esta planta es para el abastecimiento de los 13 ingenios presentes en la región: Cabaña, Carmelita, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí, Risaralda, Sancarlos, Tumaco, Ríopaila-Castilla, Incauca y Providencia. Estos están dotados con alta tecnología, lo que posiciona a esta región como líder en productividad de azúcar a nivel mundial (Asocaña: s.f).

Según datos de la FAO aportados por Osorio (Osorio:2007: 18), el cultivo de caña y la producción de panela hacia 1998 fueron actividades agrícolas primordiales en la economía nacional colombiana, dada su participación en el Producto Interno Bruto (PIB) agrícola a partir de la superficie dedicada al cultivo de la caña, la generación de empleo rural y su indiscutible importancia en la dieta de los colombianos. Según datos del Ministerio de desarrollo rural de 1999 retomados por la FAO, en 1998 el café lideraba la producción nacional con  una participación en el PIB del 16,9%;  seguido de la caña de azúcar con el 12,6; las Flores el 8% seguido de la caña panelera con 7,3% (20). La diferencia entre la “caña de azúcar” y la “caña panelera” reside en el método de siembra y la destinación final del producto. En Antioquia esta destinación es, en mayor medida, para la elaboración de panela, mieles y alcoholes, mientras que en el Valle del Cauca es para la fabricación de azúcar, panela, alcohol y otros derivados. 

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