Foto: Eliana Henao |
A
parte de las islas del Caribe, en el resto de América la caña también se erigió
en elemento para la configuración económica, social y cultural de las
poblaciones. Es el caso de Colombia, que sobresalía en el mapa de los
cultivadores de caña de América Latina por ser “el mayor productor de panela y
a su vez, el primero en consumo por habitante, esto es, 32,8 Kg en 1974”
(Buenavetura, 1981:2). En el mundo, el mayor productor era la india, seguida de
Pakistan y Colombia (Villalobos:1981: 367)
Los
informes históricos acerca de las fechas y lugares de la llegada de la caña a Colombia
evidencian que la racionalidad colonial tuvo como presupuesto de su empresa hacer
productivos los espacios que, a su juicio, consideraban baldíos y desaprovechados. La apropiación y el
manejo que en las regiones se haría de la caña, muestra la manera en que se integró
y constituyó como un factor fundamental en las formaciones sociales que
surgieron como consecuencia de las dinámicas colonialistas.
Carlos
Buenaventura, ex coordinador Nacional del Programa de Caña Panelera del ICA, señala
que con de la difusión de las plantaciones de caña en algunas regiones del país
se instaló, a su vez, la infraestructura necesaria para su rápido procesamiento
ya que así se requería una vez cortada la planta; y dada la dificultad que
había con respecto a los medios y vías de transporte, ese trabajo debía
procurar hacerse en el mismo lugar de la cosecha. Según Buenaventura,
A Colombia la caña de
azúcar fue introducida hacia el año de 1510 y se supone que como Santa María la
Antigua del Darién fue la primera ciudad del continente, allí se sembraron las
primeras cañas, […] de donde se distribuyeron a todo el país, empezando por la
región del Caribe, el Magdalena y la Guajira y fue pasando a las regiones
interiores. Se instalaron trapiches para la producción de panela y azúcar de
pan en casi todas las regiones del país (Buenaventura: 1981).
Otra
versión que complementa la de Buenaventura es la que se consigna en el portal
de Procaña:
Pedro
de Heredia, fundador de Cartagena, introdujo la caña en la Costa Atlántica
alrededor de 1533 y posteriormente Sebastián de Belalcázar, fundador de
Santiago de Cali, la plantó en el Valle del Cauca, en su estancia en Yumbo en
1541 (Procaña: s.f).
La
posterior difusión y apropiación de la industria azucarera y panelera en el
país es un hecho que se corrobora en la presencia significativa que tiene la caña
en regiones como el Valle del Cauca o Antioquia.
Así
pues, la introducción de la caña en el espacio social y geográfico de las
diferentes regiones de Colombia generó transformaciones, como las que señala la
historiadora Isabel Cristina Bermúdez para el Valle de Cauca:
En el Valle del Cauca, ningún
producto ha precipitado tantas transformaciones culturales como la caña de
azúcar. Ellas se pueden observar desde épocas tan tempranas como el siglo XVI,
cuando Sebastián de Belalcázar introdujo la gramínea desde Santo Domingo y la
sembró en su estancia, situada en cercanías a lo que hoy es Jamundí, desde
donde se dispersó por la banda izquierda del río Cauca. Los estancieros más
grandes de la zona en la época de Belalcázar, Gregorio de Astigarreta y los
hermanos Lázaro y Andrés Cobo, empezaron a sembrarla e instalaron trapiches en
sus tierras. Esto permitió que los indígenas fueran trasladados desde las
cordilleras al valle, surgiendo así el pueblo de San Jerónimo de los Ingenios,
hoy Amaime. […]La explotación de la caña de azúcar implicó también la llegada a
la región de personal capacitado en su procesamiento. Eran conocidos como
"maestros de hacer azúcar" y los más notables fueron Pedro de Atienza
y Rodrigo Arias, quienes llegaron a trabajar en los trapiches de San Jerónimo.
La producción del azúcar ayudó a consolidar las estancias como las unidades
productivas características del Valle del Cauca. En ellas se desarrollaron los
primeros cultivos comerciales de caña, que exigieron transformaciones adicionales
del paisaje, como la construcción de acequias para el riego, otro tipo de
roturación de la tierra mediante el uso intensivo de arados de reja tirados por
animales y la construcción de galpones de beneficio dotados con su
correspondiente trapiche, horno y pailas. También tuvieron honda influencia en
los patrones culturales de la población, como por ejemplo, en el hecho de que
los indios incorporaran a su dieta los productos de la caña, especialmente pan
de azúcar, miel y guarapo (Bermúdez: 1997)
Por
otra parte, Bermúdez sostiene que en el valle del Cauca se introduciría la
variedad de caña Tahití u Otahiti por recomendación de Alexander
Humboldt entre 1802 y 1808. Antes de eso, el tipo de caña que se usaba era las especies
denominadas criollas. De esta manera en
el Valle del Cauca se consolidó la agroindustria más importante de azúcar en
Colombia, con más de 200.000 hectáreas de caña de azúcar sembradas en la
actualidad (Ingenio Risaralda: s.f) a lo largo y ancho de su territorio, destinadas
principalmente para la producción de azúcar y alcoholes. Hasta la fecha, el
cultivo de esta planta es para el abastecimiento de los 13 ingenios presentes
en la región: Cabaña, Carmelita, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí,
Risaralda, Sancarlos, Tumaco, Ríopaila-Castilla, Incauca y Providencia. Estos
están dotados con alta tecnología, lo que posiciona a esta región como líder en
productividad de azúcar a nivel mundial (Asocaña: s.f).
Según
datos de la FAO aportados por Osorio (Osorio:2007: 18), el cultivo de caña y la
producción de panela hacia 1998 fueron actividades agrícolas primordiales en la
economía nacional colombiana, dada su participación en el Producto Interno Bruto
(PIB) agrícola a partir de la superficie dedicada al cultivo de la caña, la
generación de empleo rural y su indiscutible importancia en la dieta de los
colombianos. Según datos del Ministerio de desarrollo rural de 1999 retomados
por la FAO, en 1998 el café lideraba la producción nacional con una participación en el PIB del 16,9%; seguido de la caña de azúcar con el 12,6; las
Flores el 8% seguido de la caña panelera con 7,3% (20). La diferencia entre la “caña
de azúcar” y la “caña panelera” reside en el método de siembra y la destinación
final del producto. En Antioquia esta destinación es, en mayor medida, para la
elaboración de panela, mieles y alcoholes, mientras que en el Valle del Cauca
es para la fabricación de azúcar, panela, alcohol y otros derivados.
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